Producir y grabar un disco no es nada del otro mundo pero tampoco es tarea fácil… no se requiere ser un genio ni tener millones para invertir en equipo, con algo de ingenio y una inversión pensada, dedicación, “ganas” y tiempo se pueden lograr resultados mas que satisfactorios.
Demo o disco. Un demo es grabar las canciones que se tienen de la forma en que se tocan en vivo, muchas veces en primera toma de todos los instrumentos. Un disco lleva más planeación y trabajo, implica mayor detalle y la libertad de “crecer” las canciones durante el proceso. Contar con recursos y opciones de instrumentos, amplificadores, efectos, micrófonos y demás son posibilidades para poder plasmar fielmente una idea como fue concebida… la clásica “buena parte pero mal sonido” se puede resolver simplemente cambiando de guitarra… por ejemplo.
Para grabar no solo hace falta el conocimiento, el equipo y las ganas, lo principal es tener buenas canciones que grabar.
Grabar una canción que se compuso hace 5 minutos puede resultar un experimento afortunado, pero también puede representar que no se trabaje lo suficiente… el resultado es fresco pero al poco tiempo después de algunas escuchas quiza habrá mil y un detalles que mejorar y muchas ideas para crecer el tema. Pero indiscutiblemente puede funcionar de primera intención si esta destinado a suceder.
Componer música y letra, tocar un instrumento y además dedicarse a la grabación, mezcla y producción de una canción, demo o disco implica tomar un papel de “separación”, de asumir diferentes roles independientes uno de otro, de ser capaces de juzgar el propio trabajo y desempeño con “oídos objetivos” para determinar fríamente cuando algo no funciona, implica en la mayoría de los casos el ser el “malo de la película”… sin importar el empeño y las ganas, sin importar lo original de la idea o el pensar que mas adelante en el proceso las cosas se arreglaran, las cosas funcionan cuando funcionan y cuando no no, así de tajante y definitivo, los oídos, el gusto y juicio espontáneo no mienten aunque por momentos podamos encontrar una justificación y decir que “no esta tan mal”.
Hay que escuchar lo que pasa en el momento pero también hay que escuchar a futuro… generar una idea de cómo debe sonar, los mejores momentos durante la grabación se dan al escuchar el tema crecer, ver como los colegas de grupo y proyecto aportan cosas nuevas, cuando una parte establecida se ve desplazada por una idea que funciona mejor para el tema. Como si se fuera un “conductor de creatividad” en el momento, aportando sonidos e ideas que pueden darle un giro a la canción… resolverla en un compás…
Esos momentos son los momentos mágicos que después se recuerdan, no importa la hora o el día de la semana, ni los problemas cotidianos que cargamos… es como si se detuviera el tiempo, momentos que se recuerdan a blanco y negro, en cámara lenta, con música de fondo y amplias sonrisas.
Una buena canción existe por si sola, es aquella que “suena” a guitarra acústica y voz… pero así sea la mejor canción que se haya escrito a la fecha, la grabación de esta canción requiere de ciertas condiciones para hacerle justicia, para representarla fielmente en su justa proporción, una mala grabación puede restarle vida a una buena canción.
En la independencia y en el hacer la música por gusto -un gusto compartido con compañeros y cómplices de proyecto- no existe el compromiso comercial ni la premisa de que el trabajo guste a la gente y mucho menos se tiene presente " el exito o el vender", incluso la aprobación de los amigos cercanos y familia pasa a segundo termino, mientras los involucrados en el proyecto creamos en el y nos guste, es suficiente razón para llevarlo a cabo… esta situación se refleja en el resultado final, y sobre el disco terminado el riesgo de que guste o no sigue siendo solo un factor mas que no le resta valor alguno, en cualquier caso le sirve al grupo para crecer, evolucionar utilizando el trabajo realizado como escalón para alcanzar niveles mas altos de calidad en todos sentidos.
No hay nada mejor que grabar con buenos amigos, cuando hasta los pleitos se convierten en buenos momentos porque casi siempre una disputa creativa lleva a buenas ideas y a conocermos mejor. La competencia es sana, la diferencia de criterios es enriquecedora, los desacuerdos reflejan que hay pasión por lo que se hace.
Seguimos.
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